He estado ausente, y durante esta ausencia he encontrado mis propios límites: aquellas fronteras que solo se superan con esfuerzo, tiempo y silencio.
Hace casi dos años, escribía sobre los nuevos retos que enfrentaba con 20 años. Dejaba atrás un trabajo estable y un buen salario por una promesa que ni yo podía garantizarme: construir algo que realmente valiera la pena. Aposté por el riesgo, por el crecimiento, por aprender a toda costa.
Hoy, 4 de noviembre de 2023, puedo decir que todo ha valido la pena.
Estoy en mi tercer trabajo, cada uno más exigente que el anterior. Pero también más alineado con lo que soy: alguien obsesionado por cerrar la brecha entre el producto, el crecimiento y los datos. Cada línea de código, cada decisión técnica, cada conversación, me ha acercado a esa misión que todavía estoy descubriendo.
Pero esto no es una carta de logros.
Hoy solo quería saludar. He vuelto. Y de alguna manera, he vuelto a nacer.
Sobre renacer
Seguro sabes a lo que me refiero.
¿Cuántas veces no has vuelto a empezar desde cero? ¿Cuántas veces te ha tocado dejar morir una parte de ti para abrirle espacio a otra?
La muerte, el tiempo, el cansancio, las decisiones difíciles… son parte del camino. No son eventos aislados, sino ciclos que se repiten —y si uno escucha con atención, te enseñan algo cada vez.
Este blog vuelve a estar vivo. No prometo una frecuencia, ni una temática fija. Solo una intención: compartir con honestidad lo que aprendo mientras construyo cosas, tanto por dentro como por fuera.
Gracias por estar aquí. Nos seguimos leyendo.